¿Será impopular para un gobierno hacerse cargo de estas fallas y difundir más el conocimiento científico? Ojalá la respuesta no sea afirmativa, y si no, no nos queda más que esperar el renacimiento.

Quizá las respuestas a estas preguntas no estén tan lejos de las razones por las cuales convenía en la Edad Media mantener a una gran mayoría en la ignorancia, supeditando el conocimiento a las creencias (la escolástica): sostener y acrecentar el poder, poder en amplias dimensiones y, en particular, en la económica. Por demás está decir que quien oculta información lo hace para obtener beneficios de ello y, consecuentemente, se negará a darla o pondrá todos los obstáculos a su alcance para que ésta se explicite. Tal vez esto último sea una explicación plausible para quienes quieren imponer una verdad basada en las creencias y no en las ciencias, sin embargo, ¿está la comunidad científica divulgando sus aportes al conocimiento con suficiente vehemencia? ¿O tiene esta comunidad algún tipo de beneficios al no difundir (suficientemente) su trabajo?
Seguramente esta última pregunta tiene matices, el más obvio quizá, es el que el difundir ciencia es costoso pues un gran número de personas no están dispuestas a pensar en este tipo de temas y los canales para hacerlo son limitados (el más claro ejemplo son los espacios en televisión, no así para contenidos más baladíes).
Por último, una cuestión política: ¿Será impopular para un gobierno hacerse cargo de estas fallas y difundir más el conocimiento científico? Ojalá la respuesta no sea afirmativa, y si no, no nos queda más que esperar el renacimiento.
Javier Scavia Dal Pozzo
Académico Depto. de Industrias
Universidad Santa María